Esta época del año cada vez me motiva menos. Desde que soy una "mujer adulta responsable", sinónimo de "ya no es perdonable que no compres regalos", todo se vuelve más complicado y mi visa me mira como burlándose de mi. En fin, por lo menos traté de aminorar el dolor de mi billetera haciendo lo que más me gusta: comprar. ¿En qué estaba pensando?. "Pasear" por el casa&ideas a la hora de salida del trabajo fue la peor idea que se me podría haber ocurrido. De hecho, llegué al punto de sentarme afuera a fumar un cigarro tranquilamente esperando que la masa consumista decidiera abandonar el lugar. Cuando ya habían pasado minutos que más se acercaban a la hora, decidí volver a entrar y lograr mi objetivo: comprar lindos regalos. A pesar de mi espíritu consumista, mi ánimo no subió, sólo se alborotó más de lo que ya estaba. Y entre la gente, los paquetes, el estres y la famosa ida al famoso coctel de la empresa al que no me han invitado pero al cual debo ir, por que si no rondará el temido "qué dirán", lo único que quería era llegar a mi dulce hogar, donde habría un poco de paz para mi mente.
Y ahí estaba mi madre, esperándome con una sonrisa de oreja y nuevos adornos y luces para armar el tradicional arbolito de pascua. Será. Mi ánimo había mejorado un poco, como los adornos eran nuevos no había que desenredar nada, así que por lo menos hasta ahí todo bien. El árbol quedó precioso, llegó el momento de encenderlo y las luces nos traen una sorpresa: Tienen sonido. Una "adorable" canción de navidad que crispó mis nervios de una. No importa - dice mi madre- la vendedora me dijo que se cortaba la música con el botoncito. MENTIRA!!!. El famoso botoncito sólo acelera aún más la canción!!!!... Ahora tengo un precioso árbol de navidad apagado. Y no importa, es la única manera de intentar tener un poco de paz esta noche.
