Mal ojo...

Se suponía que ya había superado todas esas etapas medias pendejitas del "me gusta" y todas esas boludeces incluidas, había firmado mi acta de independencia, era toda una mujer hecha y derecha enmancipada y todo (bueno, casi, sigo viviendo con mi madre). Pero no, mi corazón es ciego, no entiende razones y le da por fijarse en quien no debe. Vio a un hombre más o menos atractivo, más o menos simpático, bastante inteligente (creo) y lo mejor, jugado por sus ideales y ahí estaba yo.. babosa otra vez. Había sólo un pequeño detalle...

Todos mis ex pololos habían vivido lejos mío. Para una maipucina no es muy inteligente enredarse con chicos de Las Condes, Providencia o Peñalolén, por que al fin y al cabo significa un no muy agradable viaje en transantiago por más de una hora.. fome! Pero ahora sí que la embarré: el susodicho es de... Valdivia! Y me las di de mujer jugada y viajé más de 10 horas sólo para darle un beso. Y lo hice. Y sería... ¿Qué más puedo pedir? Nada! Obvio.

Así que dije: No más. Filo. Era. Así que puse mis ojos en otro hombre, sólo para entretenerme, para pensar en otra cosa, para tener algo en que pensar. Y ni siquiera me había acercado al susodicho, ni un hola, nada, cuando una de mis amigas le habla... y me llega contando que es de... Rancagua! ¿Por qué cresta no me puede gustar un Santiaguino?